domingo, 5 de diciembre de 2010

El odiado Relatos de un mundo depravado

¡Hola! Muchas gracias a todos los que fueron el día de la presentación del libro Relatos de un mundo depravado de mi amigo Davo. Estuvo de huevos. Entre los presentadores estuvimos (de derecha a izquierda) Óscar Carvajal, yo, Daniel Zetina (el editor) y el autor. Aquí les dejo lo que yo leí esa noche, para que los que aún no conocen el libro, puedan hacerse una idea de él:

(Por favor, no le hagan caso a mi cabello :S)

Alguna vez leí un artículo de un amigo mío que decía que siempre el acercamiento hacia los clásicos es una experiencia alienadora. El “clásico” nunca es lo que nos esperábamos, lo que causa una sensación de angustia e incomodidad, un efecto de repulsión que nos hace querer dejar de leer y preguntarnos cómo es que ese determinado libro llegó a ser considerado una obra digna de recuerdo intemporal. A mí me sucedió cuando terminé de leer Ensayo sobre la ceguera de José Saramago. Cuando me preguntaron qué me había parecido, si no lo había amado, yo sinceramente les respondí que no. Necesitaba tiempo para sopesar mi opinión sobre dicha novela, ya que la primera impresión no había sido de mi agrado.

Algo importante de Relatos de un mundo depravado es justamente eso: retar al lector a enfrentarse a una lectura ardua, hiriente, incómoda. El efecto que produce leer cada uno de los cuentos de Davo Valdés de la Campa es uno vomitivo y en cadena. Yo, sinceramente, traté de leerlo de una sentada y tuve que cerrar el libro a la mitad, justamente en el cuento “La última y nos vamos” (pueden comprobarlo, si desean: el libro tiene 84 páginas, la página 42 es una de las páginas del cuento mencionado), porque el desasosiego y lo árido de la historia es un tormento insoportable. Debo admitir que al terminar el libro, odié a Davo. Pero, como había dicho antes, sólo los clásicos son obras que se deben dejar añejar, ya que con la emoción depurada entendemos lo magnífico de la narración. Y en su primer libro, Davo demuestra que puede lograr lo que resulta más difícil para el escritor: no sólo producir un sentimiento, sino conseguir que el lector se estremezca.

Los cuentos de Relatos de un mundo depravado son inolvidables porque cada uno de ellos nos deja un resabio amargo que toma forma en una imagen: en “Melodía en mí” son las esquirlas beodas del aliento de un hombre muerto; en “El cuarto de baño”:

Observaba la regadera mal cerrada esparciendo gotas de agua sobre las botellas de Herbal Essences, los tres diferentes estilos de toallas que dobladas descansaban en un estante de mimbre, los jabones en forma de conchas y tortugas, los adornos típicos de un baño, la ropa interior de mi tía Bárbara colgada sobre la puerta y la mía en mis tobillos.
En “Sirena”, la amante es mistificada como una estética diosa del sexo; una joven de piel verdiazul simbolismo de nereida que bulle en la laguna de las almas líquidas; de hada nocturna casi musa; de ninfa lunar de dedos necróticos; de sirena súcubo espejo del Hades.

Mientras que en “Preludio” un adolescente saborea la bala de una escopeta con un placer pseudo-erótico.

No obstante, la frase que mejor describe el tono de desesperada resignación de cada uno de estos cuentos, que retratan especularmente una sociedad cancerosa, en la que el hombre juega el papel de tumor, es la que pronuncia el narrador del último cuento, “Pesadilla”: “Todo daba vueltas: parecía que el mundo entero a modo de excusado se iba a la mierda”.

El tabaco (“Después de desperdiciar tres fósforos logré prender la llama y aspirar la dulce nicotina que desprendía de su boquilla de papel arroz”) y la bebida (“Tragedias enteras caían de su boca. Su aliento apestaba, no sólo a alcohol, también tenía un olor a muerte, a animal podrido”) son alegorías recurrentes, el primero como esfínter invertido y el segundo cual fosa séptica, que obligarán al lector a repudiar el retrato realista del mundo en el que vive, para luego redimir al autor, que funge únicamente como denunciante de la corrosión acumulada en la humanidad del hombre.

La auténtica literatura, como dice Salvador García, seduce al individuo. Pero esta seducción no siempre es sencilla ni armoniosa. Es por la fuerza de atracción-repulsión que construye el escritor que creo que es bueno que alguna vez su lector lo odie imperdonablemente.

¡Una mordida! :D

8 comentarios:

  1. ana! donde puedo conseguir el libro? desde el titulo me interesó! btw tu amigo tiene un parecido que asusta con una persona que conozco jaja detalles luego!=P

    ResponderEliminar
  2. Muy buen texto Ana!, Aunque difiero en algunas cosas, más que nada porque mi experiencia con el libro está incompleta, aún no lo termino, y muy diferente a la tuya.

    Saludos!

    Yeni.

    ResponderEliminar
  3. ¡Hola, Sam! El libro se puede conseguir en Cuernavaca, pero para otros estados se puede pagar el libro (que cuesta $50.00) más el envío. Si te interesa, no dudes en decirme :D.

    Yeni: Sí, me interesa leer la reseña que hiciste del libro de Davo y que nunca leí, a ver si luego me la pasas :D.

    ¡Una mordida!

    ResponderEliminar
  4. Pues yo concuerdo contigo, ya verás la contraportada jiji. En verdad, yo había leído muchos de los cuentos en el taller, por separado; pero cuando Davo me lo envió para que lo comentara, lo leí todo junto en una sentada y me sentí... hay una frase en la película "Drácula de Bram Stocker" que dice algo como: "Entra y deja un poco de la felicidad que traes contigo" quizás eso lo describe. La palabra que busco es dolor, me quedó dolor pero ¿a caso no somos entes masoquistas? Me duele y me encanta porque me hace sentir algo real y profundo, porque me conmueve y eso es tan difícil de encontrar: un texto que te espine y te haga sangrar cada vez que lo recuerdas por el más insignificante detalle durante un día, una semana, un mes, un año, una vida y se hace parte de tí, una nueva forma de mirar el mundo, un atizbo robado a la ventana que alguien más cela en sus pupilas. En fin, también me gustaría leer la reseña de Yeni.

    ResponderEliminar
  5. Lorena: Jajajaja, claro, creo que lo más importante, como dijo Davo en la presentación, es que el libro te deje algo, te haga sentir algo (o, en nuestro caso, que te robe algo, jajaja :P. De hecho, eso fue lo que sentí, pero no supe como ponerlo en palabras... lo intentaré después :D), ya sea dolor, odio, o lo que sea... Como escribí, Davo logra eso.

    Sir Sabbhat: el honor fue mío, me gustaría leer esas tres paginillas que ví que traía consigo, porque realmente me pareció fascinante lo que dijo sobre la crueldad. Muy buena presentación, felicidades :D

    ResponderEliminar
  6. Felicidades, de nuevo, a Davo y a ti también, Ana Anísima. El libro de Davo tiene cosas muy buenas pero:

    ¿Qué creen que podría mejorar de su narrativa?
    ¿Hubo algo que no fue capaz de ver?
    ¿La consideran una obra redonda?
    ¿Qué día organizamos una crítica masiva-constructiva para su libro?

    P.D. Adjunto chocolate invisible.

    ResponderEliminar
  7. A mí me parece excelente lo que propone Jerónimo, deberíamos comentarlo con Davo! Quizás para el día de la crítica masiva-constructiva ya haya terminado de leer los realatos... Hagamos - lo!

    Yeni

    ResponderEliminar

¡Deja tu mordida! (y un chocolate :D)